PLAGAS VIRICAS
El conejo
doméstico constituye una plaga en numerosos países, donde se ha tratado de
controlar su número mediante la introducción deliberada de enfermedades
contagiosas. El más claro ejemplo es la mixomatosis, introducida en 1950 en
Australia y en 1952 en Francia, desde donde se extendió a toda Europa.
Mixomatosis
Es una
enfermedad vírica que se transmite a través de vectores (artrópodos hematófagos
como garrapatas y pulgas) y en condiciones silvestres presenta 9 días de
incubación; la sintomatología de la enfermedad se manifiesta
característicamente con una inflamación palpebral. El virus de la mixomatosis
terminó con el 90% de los conejos silvestres y a pesar de los planes de
recuperación que se llevan realizando desde los años 80, las poblaciones aún no
han superado el bache. Como consecuencia de ello, un gran número de especies
que se alimentaban de conejos han sido gravemente mermadas, como es el caso del
lince ibérico y el águila imperial ibérica. Actualmente se efectúan vacunas en
ejemplares silvestres en primavera para contrarrestar el virus. Por otro lado
los conejos han adquirido resistencia y la mortalidad de la enfermedad es ahora
menor. Los ejemplares adultos suelen ser resistentes a la mixomatosis por
haberla superado de jóvenes.
En Australia
surtió el efecto buscado al disminuir el número estimado de conejos desde 600
millones hasta alrededor de 100 millones. Sin embargo la resistencia natural de
los conejos ha hecho fracasar los posteriores intentos de reproducir el éxito
de los años cincuenta, donde la enfermedad fue fatal en el 99% de los casos. El
gobierno australiano se niega a legalizar una vacuna para la mixomatosis, lo
que ocasiona numerosas muertes en conejos como mascotas o de uso industrial.
Hemorragia
vírica
Fue detectada
por vez primera en España en 1988 aunque años atrás ya se habían dado casos de
la enfermedad en China. Su origen parece estar en una mutación de un virus no
patógeno presente en los lagomorfos. Se trata de una enfermedad muy contagiosa
que resulta letal en la mayoría de los casos. Los ejemplares jóvenes tienen más
posibilidades de sobrevivir a la infección y desarrollar resistencia frente al
virus. La vacuna se suministra en primavera y se debe dejar un periodo de dos
semanas entre la vacuna de la mixomatosis y la de la hemorragia vírica.
También se
pretendió usar el calicivirus causante de la enfermedad en Australia,
intentando reproducir el éxito de la mixomatosis. No obstante la enfermedad no
fue tan efectiva como habrían esperado ya que sólo el 65% de los animales
infectados murió frente al 99% de la mixomatosis. En parte se debe a que existe
otro calicivirus menos virulento en las zonas húmedas y frías, que inmuniza a
los conejos contra la hemorragia vírica. Al contrario que con la mixomatosis,
sí existe una vacuna legalizada de la hemorragia vírica en Australia.
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